Los Inrocks

teatro  

La nueva obra del autor y director de La omisión de la familia Coleman y Tercer cuerpo es un aceitado fresco social melodramático con aires de vodevil. / Por Federico Irazábal

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Es indudable que luego de sus montajes en el extranjero y sus incursiones en los diferentes circuitos teatrales porteños, Claudio Tolcachir se ha convertido en un verdadero conocedor del público. Entiende la risa, conoce las formas de comicidad de su audiencia y, como los grandes maestros del género, sabe cuándo provocar lo hilarante y cuando producir una pausa para que emerjan otras sensaciones más agridulces. Esto que ya era evidente en La omisión de la familia Coleman, se consolidó en Tercer Cuerpo y ahora directamente explota en la tercera de sus producciones como autor y director en su propia sala (al margen: una de las más bellas y cómodas del circuito independiente).

El viento en un violín tiene muchos de los ingredientes que componen un vodevil. La afirmación puede sorprender a más de uno, pero si se piensa que tiene escenas breves protagonizadas, a su turno, por los distintos personajes; que tiene una mentira inicial y un personaje manipulador y un tanto psicópata, puede empezar a hacerse una idea. Como si fuera poco, se hace referencia a este “vodevil” sin puertas dentro de la obra cuando uno de los personajes evidencia la ausencia de paredes que delimitan los ámbitos, y también por el hecho de que todos los personajes que vienen del afuera golpean un marco sin puerta al entrar y al salir. Por último, el espectador de El viento en un violín, como el espectador de cualquier vodevil, tiene un conocimiento completo sobre lo que ocurre en la escena, algo que no posee ninguno de los personajes.

La historia que compone Tolcachir tiene tantos rulos como un típico culebrón, y un enfrentamiento de clases que la vuelven más potente y eficaz. Una madre posesiva anula a su hijo. Su analista no logra curarlo y acaba por darle un alta forzada. Pero su madre intentará coimearlo para que su hijo se sienta útil: es que ella viene desde su infancia facilitándole todo en nombre del amor materno. Del otro lado hay una empleada doméstica maltratada por sus patrones (la madre y el hijo). Ella tiene una hija lesbiana que con su pareja buscan un hombre para tener un hijo. En un boliche encuentran a un joven que se deja seducir fácilmente y termina siendo violado en su propio departamento. Hasta ahí lo que podía resultar cómico. Porque cuando la joven queda embarazada y se disputan la tenencia de la futura criatura ya no hay máscaras sociales que amenicen la violencia de clase. A partir de ahí se desata la guerra, y como en toda guerra habrá sangre aunque nada rojo aparezca en la escena.

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El viento en un violín

De Claudio Tolcachir

Con Araceli Dvoskin, Tamara Kiper y Inda Lavalle, entre otros.

En Timbre 4, México 3554.

Sábado a las 21 y 23.15; Domingo a las 19 y 21.15.