5 julio, 2011 | Importados | Sin Comentarios »
La banda de Andy Cabic siempre fue la menos “freak” dentro de ese movimiento que alguna vez se quiso bautizar como “freak folk”, una etiqueta que a alguien había que ponerle, en definitiva una bolsa de gatos de la que hoy todos se excluyen, principalmente Devendra Banhart, a quien Cabic acompañó en más de un disco y más de una gira como guitarrista. Vetiver eran más prolijos, más educados, y muchas veces más aburridos que Devendra o Joanna Newsom, pero en ese clasicismo folk también ganaban, porque al ser menos excéntricos eran más tolerables. The Errant Charm se aleja de ese folk correctísimo en dos direcciones diferentes, y en ninguna de las dos llega a buen puerto. Primero amaga con un arranque rockero, riffs de guitarras de las limpias y las sucias, y un intento bastante fallido de parecerse a Marc Bolan (vamos, Andy, ¿qué se te cruzó por la cabeza? Ni a Devendra le salía bien). Son apenas dos temas, pero empezamos mal. Luego derivan en una suerte de dream pop que tiene más que ver con su tradición y sus fortalezas, con la delicadeza de la que solían hacer gala, pero en ese afán por crear climas de ensueño terminan durmiéndose, y no precisamente en los laureles. El down tempo, la electricidad (ya no suenan tan acústicos, ¡judas!) y los sonidos espectrales y fantasmagóricos no se llevan del todo bien con el susurro continuo de la voz de Cabic, que no puede escaparle al único recurso de cantar siempre como si estuviera suspirando. Así suena el quinto álbum de Vetiver: como un suspiro, una bocanada de aire haciéndose humo en el frío por un instante, livianito y efímero. Hay una honrosa excepción, la hermosa “Hard to Break”, un pequeño mantra acústico para musicalizar un paseo en canoa por la selva, y el recuerdo de por qué nos gustaba esta banda allá por el 2007, cuando vinieron a tocar a Buenos Aires y al salir dijimos a coro “la rompieron”. / Lucas Garófalo
(Sub Pop)
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